sábado, 14 de abril de 2012
lunes, 9 de abril de 2012
El murciélago
Taciturnos los susurros que acompañan el alegre despertar del murciélago en la noche de primavera. Se pierde con cautela y elegancia entre las ramas de un mundo que ahora duerme.
En su vuelo evade el mito de su inmortal figura. combate a mordizcos la ingratitud de los hombres. Se acurruca en los rincones de los techos pueblerinos, sin temor a la muerte.
Murciélago que no envidia a las aves blancas, ni al ocaso de otoño.
En su vuelo evade el mito de su inmortal figura. combate a mordizcos la ingratitud de los hombres. Se acurruca en los rincones de los techos pueblerinos, sin temor a la muerte.
Murciélago que no envidia a las aves blancas, ni al ocaso de otoño.
domingo, 1 de abril de 2012
martes, 20 de marzo de 2012
El armadillo
Arribó en un cauce de metal y tierra a las orillas del mundo.
Conservo consigo la armadura medieval. Sus botas frágiles.
Su mirar reservado al caminar, la diplomacia ante el intruso, el corto andar de aristócrata diminuto.
El armadillo se escurre de entre los animales que no lo entienden en su juego intelectual
Conservo consigo la armadura medieval. Sus botas frágiles.
Su mirar reservado al caminar, la diplomacia ante el intruso, el corto andar de aristócrata diminuto.
El armadillo se escurre de entre los animales que no lo entienden en su juego intelectual
viernes, 16 de marzo de 2012
viernes, 24 de febrero de 2012
miércoles, 22 de febrero de 2012
La iguana
Cubre con sus parpados, el agotado reflejo del saurido que se ha sentido extinguir.
Expande su propia vela ante los vientos de occidente.
Mira con descuido su piel caer, y se le ocurren
enigmas mas allá de su propio entender.
La iguana rosa con su mano tersa y verde, la nostalgia de los amantes que aún no se han reunido.
Expande su propia vela ante los vientos de occidente.
Mira con descuido su piel caer, y se le ocurren
enigmas mas allá de su propio entender.
La iguana rosa con su mano tersa y verde, la nostalgia de los amantes que aún no se han reunido.
Los Gatos
A pesar de ser devota imagen, nunca ha perdido su instinto de independencia. Sale a obscuras buscando el relato de su propia existencia. Rasga el desgane de los hombres tristes. Posa sus huellas en un rito que solamente sabe su dueño |
El panda
Úrsido de mayores dimensiones.
El panda se mezcla entre un claroscuro de soledades y ambigüedades, en el gran palacio meridional.
El bosque que es un reino perdido.
Fantasma al medio día, devora sus problemas con la banalidad de los ricos, y el sosiego de los pobres.
Pulgar que presiona el corazón de quien lo ha encontrado.
El panda se mezcla entre un claroscuro de soledades y ambigüedades, en el gran palacio meridional.
El bosque que es un reino perdido.
Fantasma al medio día, devora sus problemas con la banalidad de los ricos, y el sosiego de los pobres.
Pulgar que presiona el corazón de quien lo ha encontrado.
viernes, 17 de febrero de 2012
domingo, 12 de febrero de 2012
miércoles, 11 de enero de 2012
fragmento 2
Sentí un gran pesar cuando regresé de casa y sus cosas no estaban. No había visto tanto espacio en el departamento desde que nos mudamos, tardamos más de 3 meses en vaciar todas las cajas donde estaban la vajilla de mi madre y sus discos compactos. Los muebles que compramos ahora se ven más viejos.
Cuando llegaba ella, cerraba las cortinas por miedo a que la vieran dentro de su propia casa; no quiero abrirlas por miedo a perder la costumbre.
Se llevó la foto de nuestro cuarto aniversario, y dejó irreconocible el guardarropa; había optado por usar los cajones que hay debajo de la cama y los sacos colgarlos en otro closet, más pequeño. Las facturas que ella había pagado tampoco estaban. Ni los estados de cuenta que el banco enviaba por correo con su nombre, ni hablar de algún otro documento importante.
Vació su tocador y quitó todos esos papelillos de colores desplegables que había puesto en su espejo, decía que eran importantes: mensajes de amor que solía escribirle antes de irme al trabajo, recordatorios para quehaceres y proyectos para realizar durante las vacaciones de verano.
viernes, 6 de enero de 2012
Ep. 1
No pudo ser un día mejor. Cuando bajé al capo vació donde jugaban los muchachos y me dio un beso Nahuel. Eran a penas las seis de la tarde y sentía que había pasado toda una vida, muchas más. Esa mañana había dejado a Audiel esperándome en la cuadra que sube a los barrios pobres, no tardó en preguntarme el porqué de mi sonrisa.
Acababa de cumplir diecinueve, y mamá aún estaba cuando regresaba a casa. Quien sabe que cosas decía de mi hermano Carlos cada vez que llegaba arrastrándose ebrio a la puerta, o que era lo que a mi papá tanto le gustaba comer en el mes de septiembre. No, eso no lo recuerdo. ¿Para qué? (...)
Fragmento de "Nahuel"
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