El jardin de las delicias

El jardin de las delicias
El Bosco

miércoles, 11 de enero de 2012

fragmento 2


Sentí un gran pesar cuando regresé de casa y sus cosas no estaban. No había visto tanto espacio en el departamento desde que nos mudamos, tardamos más de 3 meses en vaciar todas las cajas donde estaban la vajilla de mi madre y sus discos compactos. Los muebles que compramos ahora se ven más viejos.
Cuando llegaba ella, cerraba las cortinas por miedo a que la vieran dentro de su propia casa; no quiero abrirlas por miedo a perder la costumbre.
Se llevó la foto de nuestro cuarto aniversario, y dejó irreconocible el guardarropa; había optado por usar los cajones que hay debajo de la cama y los sacos colgarlos en otro closet, más pequeño. Las facturas que ella había pagado tampoco estaban. Ni los estados de cuenta que el banco enviaba por correo con su nombre, ni hablar de algún otro documento importante.
Vació su tocador y quitó todos esos papelillos de colores desplegables que había puesto en su espejo, decía que eran importantes: mensajes de amor que solía escribirle antes de irme al trabajo, recordatorios para quehaceres y proyectos para realizar durante las vacaciones de verano. 

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