El jardin de las delicias

El jardin de las delicias
El Bosco

viernes, 24 de febrero de 2012

La lechuza

Desprende de su antifaz

el velo desnudo de la vanidad

La lechuza navega hábilmente por las mareas del conflicto al crear.

Reposa en un tumulto de ideas nocturnas, suaviza con su pecho la inquietud de los jóvenes.

El sueño frágil de los niños

miércoles, 22 de febrero de 2012

La iguana

Cubre con sus parpados, el agotado reflejo del saurido que se ha sentido extinguir.
Expande su propia vela ante los vientos de occidente.

Mira con descuido su piel caer, y se le ocurren
enigmas mas allá de su propio entender.


La iguana rosa con su mano tersa y verde, la nostalgia de los amantes que aún no se han reunido.


Los Gatos


A pesar de ser devota imagen, nunca ha perdido su instinto de independencia.
Sale a obscuras buscando el relato de su propia existencia.

Rasga el desgane de los hombres tristes.
Posa sus huellas en un rito que solamente sabe su dueño

singular en su acercamiento a la pantorrilla humana, evoca a un conjuro espiritual, donde solamente él se permite el lujo de sentarse entre las piernas a mirar el universo

El panda

Úrsido de mayores dimensiones.
El panda se mezcla entre un claroscuro de soledades y ambigüedades, en el gran palacio meridional.

El bosque que es un reino perdido.

Fantasma al medio día, devora sus problemas con la banalidad de los ricos, y el sosiego de los pobres.

Pulgar que presiona el corazón de quien lo ha encontrado.

El halcón

Guarda ávido un mensaje

La flecha antigua de oriente

Se transforma en el paisaje

De desiertos

Montañas dolientes

viernes, 17 de febrero de 2012

La Mariposa

Suspiro que muere
al abrazar las corrientes del tiempo.

La mariposa extiende sus velas en la inmensidad
del campo del deseo y la perpetuidad.

domingo, 12 de febrero de 2012

La Mantarraya

Habita un segundo cielo, acuoso, el murciélago de la llanuras abismales

Simula al cometa que habita las provincias, o al espectro de las casas que ya no se habitan.

La raya marina amenaza su regreso a los cielos de oriente.
Como las maldiciones que no se exclaman.
se susurran